viernes, 11 de diciembre de 2009



EL INMIGRANTE

Poema de
RODOLFO SIERRA MAÑUECO


Es duro, cruel y agobiante
el devenir de la vida
para ese pobre inmigrante
que, en su tímido talante,
sufre al verla perdida.

La duda le hace sufrir
porque en su corto horizonte
no ve por donde ha de ir
que pueda sobrevivir
y su futuro lo afronte.

Sucias, raídas sus ropas
sin otras para mudar,
la gente las ve andrajosas
y, por ser indecorosas,
nunca logra trabajar.

¡Cómo resiste azotado
por tanta impiedad sufrida,
por su cuerpo maltratado,
famélico y agotado,
por su alma triste y herida!

Lleva en su pecho escondida
la tragedia de su suerte
que nadie tiene entendida,
ni la auxilia, ni asimila,
ni nada importa su muerte.

Se le quiebra su autoestima
y cual si fuera el culpable
de su pobreza y su ruina,
su triste vida examina
sintiéndose responsable.

Buscando siempre trabajo
por las empresas está,
aunque fuere lo más bajo
y el salario más barato,
mas le insultan de holgazán.

Le ofenden con que no quiere
molestarse en trabajar,
que prefiere andar pidiendo,
pues saca para ir viviendo
sin perder su libertad.

Si pidiendo bien le va,
cómo, crueles, le espetamos,
viviendo así en libertad
y a costa de los demás,
¿por qué con él no cambiamos?

¿Sabría yo, si lo hiciera,
lo que es sufrir, humillado,
las burlas que me ofendieran,
con lo que oir no quisiera
como inmigrante... y callando ?

¡Cuánta comprensión merece!
¡Cuánta piedad necesita!
¡Cómo su honor se resiente
con la mofa siempre hiriente
de esa impiadosa risita!

¿Dónde está "el prójimo amado"?
¿Decimos "no hay que juzgar"?
¿Por qué tanto le humillamos
siendo hijo de Dios, mi hermano,
como yo lo soy, igual?

¡Ah, la Caridad ausente
del corazón duro, ingrato!
¿Por qué no tengo presente
que "a mi hermano nunca afrente",
si el inmigrante es mi hermano?




No hay comentarios:

Publicar un comentario