jueves, 31 de diciembre de 2009


EL ASOMBRO
DEL PASO
DEL TIEMPO
(2010, para vivirlo)

Poema de
VICTOR CORCOBA HERRERO


Después de vivir un año más
nos quedan los recuerdos
prendidos en los labios del alma.

El alma es el alma de la vida.
Por el alma y con el alma sentimos,
por el alma y con el alma amamos.

Somos el instante preciso en el tiempo,
el espacio que puebla soledades,
la eternidad en el silencio del cosmos,
el viento en la fugacidad del ser.

Un ser que sólo se sostiene con amor
y se sustenta con la rueda del verso.
El verso, mañana y siempre,
hasta que el mundo se vuelva un poema.

Hágase la poesía camino en el caminante,
habremos ganado el año, el año de la paz,
y no hará falta volver a empezar de nuevo
a contar los días con las noches en vela.

*

viernes, 25 de diciembre de 2009



AÑADIRTE A MI PIEL

Poema de LINA ZERON

Quiero hervirte
en el centro de mis suspiros,
desgreñar tus ansias en mi ansiosa piel,
y encender piras infinitas
en la avenida de mis piernas
para guiar tu clavel por mi noche.

Desmadejar tus besos con mis besos,
en la flor de mi naranjo adormecer tu sed.
Sentir en mi elástico triángulo
azules bocanadas
y convertirte en amaranto ocaso,
para deleitarme con tu espuma,
para echar anclas,
para perseguir gaviotas,
para morir en ti.


*

miércoles, 23 de diciembre de 2009





A MI MAESTRO GERARDO DIEGO


Soneto de

JESUS ANTONIO SAN MARTIN



En el Cántabro Hogar, donde los días
de mi infancia volaron jubilosos,
ya entonaba tus versos tan gloriosos
cual si fueran celestes melodías.

“Ha de ser el poeta –me decías-
trasunto de modelos virtuosos”;
y brotáronme trovos temblorosos,
emulando los versos que escribías.

¿Seré digno, mi amado y fiel maestro,
de calzar tus sandalias? Y tus musas,
¿me alzarán a los cielos con su estro?

Dale cuido a mi flor, mi tierra labra
y ábreme tus pindáricas esclusas
para ser, de tu Cuna, tu Palabra.



*



sábado, 19 de diciembre de 2009



EL RAQUERO

Poema de
JOSE ENRIQUE PARAPAR


Pantalones remendados
y, de cinto, un tirachinas,
arco y flechas en las manos
y, en los bolsillos, canicas.

Cabeza rapada al cero,
coronada por cien brechas:
galardones conseguidos
en mil hurrias callejeras.

Era más listo que el hambre
y más rápido que el viento
para buscarse la vida
como un gorrión callejero.

Se amamantaba del mar,
le acunaban los pesqueros,
era un bocarte de plata
y le llamaban raquero.

Desnudo nadaba entre algas
por buscar cuatro monedas;
pero aquel niño del puerto
tan solo buscaba estrellas
con corazón de arco iris
y mil sueños de colores,
la inocencia en carne y hueso.
Su pecado fue ser pobre.

Chapas, peonzas, canicas,
juguetes hechos por su mano;
por el balcón del raquero
nunca pasaba un rey mago.
Todos los años, lo mismo:
él ponía sus zapatos
y aquellos reyes… pasaban…
siempre pasaban de largo.

Huérfano de una guerra,
era carne de deshecho,
le robaron a sus padres
sin comerlo ni beberlo.

Solo la luna sabía
que aquel niño era un misterio,
que, siendo un carbón por fuera,
era un diamante por dentro.

Yo he visto cómo la luna
le enseñaba a dar estivas,
a coger el tranvía a tralla
y a pescar en la Machina.
Y he visto cómo la luna
le estrechaba entre sus brazos
y el pobre gorrión cantaba
como si fuera un canario.

Y le llamaban raquero,
un condenado de Dios,
y le llamaban raquero
los de cuello de almidón.

Seguro estoy que, en mi tierra,
todos aquellos gorriones,
todos, ya han llegado a hombres
y tal vez sean prohombres
y dirigentes selectos,
y ninguno negará
que fueron y siguen siendo
unos de aquellos raqueros.

Y le llamaban raquero,
y a mucha honra, señor,
porque el raquero, señores,
aquel raquero… soy yo.





viernes, 18 de diciembre de 2009



Oda mayor

Poema de LINA ZERON
(Dedicado a su profesor
Miguel Valenzuela)


Patria mía,
quién pudiera volver a beberte
en la copa de una mirada,
a sentir tu paisaje
adentrándose en el alma.

A mirar de nuevo tus hombres,
tus niños,
tus mujeres,
creando de nuevo la esperanza,
entre las ruinas del odio caminando,
extendiendo otra vez
la mano amiga y compañera.

Y, entre todas las manos,
la mano del ausente,
la mano que se fue por el río
de los que cayeron esos días,
antes del alba, en las sombras,
cercenados de fuego,
de tortura y espanto.

Quién pudiera volver a verte
con estos ojos de niebla
cuando me atropella el llanto.

*

martes, 15 de diciembre de 2009



DESHOJANDO MARGARITAS

Poema libre de
LUNARIA


(Trece pétalos tiene la margarita, insuficientes para jugar al 'Te quiero -
No te quiero'.
Más de trece razones para expresar que te quiero.
Si empezamos por un sí, acabamos con otro sí.)


Por tu grata compañía...
Por tu amor sin medida...
Por los sueños realizados...
Por los sueños que vendrán...
Por respetarme, siempre...
Por los viajes compartidos...
Por la infinita calidez de tu abrazo...
Por hacer de nuestros silencios, un refugio...
Por tu mano entrelazando la mía...
Por sentirte, siempre, junto a mí...
Por tu lasaña...
Por todo lo que ya sabes...
Por todo lo que no te he dicho...


*

lunes, 14 de diciembre de 2009



GOTEAN LAS HORAS

Poema de
JUANMAROMO


Gotean las horas tras los cristales,
desprendiéndose del hielo del hastío,
trazando surcos sobre mi ventana,
entelando los vidrios con su llanto.

El otoño se escurre somnoliento
y en el hogar crepitan los recuerdos
que se consumen en la media tarde
y caldean mi alma derrengada.

Y las hojas retorcidas mueren,
calendarios vacíos y empapados
por las lágrimas de un tiempo agujereado
por la polilla de la rutina yerma.

Gotean los días tras de mi ventana;
pero no sale el sol ni cae la nieve,
solo el tic tac monótono y sombrío
de la llovizna que me empapa el alma
baña mis ojos y surca mis mejillas,
mientras añoro viejas primaveras,
mientras escurro mi corazón de llanto
y me entrego en los brazos del invierno.


*



MARIPOSA

Poema de
CHARO HERRANZ GONZALEZ



Llegó la hora,
mariposa,
de tu libertad.
Abre tus alas,
vuela,
cruza ágil por el viento,
llega al cielo,
baja al mar.
Vive.
Y solo recuerda que,
cuando gusano de seda,
era éste tu soñar.




*

viernes, 11 de diciembre de 2009



EL INMIGRANTE

Poema de
RODOLFO SIERRA MAÑUECO


Es duro, cruel y agobiante
el devenir de la vida
para ese pobre inmigrante
que, en su tímido talante,
sufre al verla perdida.

La duda le hace sufrir
porque en su corto horizonte
no ve por donde ha de ir
que pueda sobrevivir
y su futuro lo afronte.

Sucias, raídas sus ropas
sin otras para mudar,
la gente las ve andrajosas
y, por ser indecorosas,
nunca logra trabajar.

¡Cómo resiste azotado
por tanta impiedad sufrida,
por su cuerpo maltratado,
famélico y agotado,
por su alma triste y herida!

Lleva en su pecho escondida
la tragedia de su suerte
que nadie tiene entendida,
ni la auxilia, ni asimila,
ni nada importa su muerte.

Se le quiebra su autoestima
y cual si fuera el culpable
de su pobreza y su ruina,
su triste vida examina
sintiéndose responsable.

Buscando siempre trabajo
por las empresas está,
aunque fuere lo más bajo
y el salario más barato,
mas le insultan de holgazán.

Le ofenden con que no quiere
molestarse en trabajar,
que prefiere andar pidiendo,
pues saca para ir viviendo
sin perder su libertad.

Si pidiendo bien le va,
cómo, crueles, le espetamos,
viviendo así en libertad
y a costa de los demás,
¿por qué con él no cambiamos?

¿Sabría yo, si lo hiciera,
lo que es sufrir, humillado,
las burlas que me ofendieran,
con lo que oir no quisiera
como inmigrante... y callando ?

¡Cuánta comprensión merece!
¡Cuánta piedad necesita!
¡Cómo su honor se resiente
con la mofa siempre hiriente
de esa impiadosa risita!

¿Dónde está "el prójimo amado"?
¿Decimos "no hay que juzgar"?
¿Por qué tanto le humillamos
siendo hijo de Dios, mi hermano,
como yo lo soy, igual?

¡Ah, la Caridad ausente
del corazón duro, ingrato!
¿Por qué no tengo presente
que "a mi hermano nunca afrente",
si el inmigrante es mi hermano?




miércoles, 9 de diciembre de 2009



SONETO A GRAXOS


Soneto de
JESUS ANTONIO SAN MARTIN


Sobre el lecho dorado de la era,
tu soñar es nostalgia de amapola;
se abre el cerro detrás, suspiro de ola
que en su cuna mecerte bien quisiera.

Es tu sueño saeta que en la esfera
del reloj del Medievo gira sola;
del ayer resplandece tu aureola,
por doquier se derrama tu solera.

En tu seno la noche no es oscura
y tu encanto a los cielos enamora:
eres flor que no pierde su hermosura.

En las mágicas alas de la aurora,
¡quién tuviera -oh, Graxos- la ventura
de alcanzar tu regazo sin demora!